Stmo. Cristo de la Yedra

La Sagrada Imagen del Stmo. Cristo de la Yedra que se venera en el antiguo convento de la Orden Tercera Franciscana en el popular barrio «del puente», es una imagen anónima del siglo XVII, se atribuye a la Escuela de Martínez Montañés hacia el año 1630, aunque recientes estudios sugieren una atribución al escultor granadino Alonso de Mena.

La composición formal del Cristo de la Yedra está impregnada de clasicismo, captando con el mayor verismo posible la representación del «Cristo muerto», taladrado por tres clavos e inscrito, por consiguiente, en triángulo. El sufrimiento no es sólo físico sino también moral. La cabeza del redentor es un acierto de composición y expresividad, logrando una conjunción armoniosa entre los rasgos realistas del estudio anatómico y la serenidad que dulcifica la cruel realidad.

El paño de pureza (cordífero y con moñas laterales) y la corona de espinas (tallada en el mismo bloque craneano, responden al gusto mesino. Al montar el pie derecho sobre el izquierdo, se produce un ritmo curvo de las piernas. En sus orígenes, la corona de espinas estaba en color verde, confirmando el simbolismo de su advocación.

En 1960 fue restaurado por el escultor sevillano Francisco Buiza Fernández. Posteriormente en 1993 fue objeto de una nueva restauración a cargo del artista ecijano Rafael Amadeo Rojas. En esta ocasión se volvió a restaurar la cabeza, que presentaba una fisura vertical y daños causados por insectos xilófagos.

En 2022 fue restaurado por Agustín Martín de Soto (Ldo. Bellas Artes especialista en Conservación y Restauración de la Archidiócesis de Sevilla) y Antonio Gamero Osuna (Conservador Restaurador de Bienes Muebles de la Archidiócesis de Sevilla) en su taller de la calle Santa Ángela de la Cruz en la localidad de Sevilla, para lo cual la imagen del Santísimo Cristo fue trasladada hasta allí en el mes de octubre de 2021, regresando a Santa Ana para su Quinario en febrero de 2022.

En esta última restauración, volvió a restaurar la cabeza, corona y cabellos, así como las uniones de los brazos al tronco, no pudiéndose recuperar la policromía original solo presente en algunas zonas del rostro. No obstante la imagen se sometió a una limpieza minuciosa, retirándose la pátina artificial aplicada en la intervención realizada en 1960 por Francisco Buiza Fernández, la cual se encontraba totalmente alterada con un oscurecimiento evidente, lo que producía esa tonalidad parda agrisada que presentaba el Cristo.

Del mismo modo, se retira un añadido al cordón que ciñe el paño de pureza, el cual había sido añadido Francisco Buiza siguiendo su modelo de talla

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